Cita a ciegas.
Andaba por mi camino como todos los días, practicando lo que predico, vivir, vivir la vida como si fuera el último día, como si el mañana no existiera, todo transcurría dentro de lo normal, normal. Sin decir que en ese momento solo quería olvidar, quería dejar atrás miradas, abrazos y besos, que adornaban mis días, pero al final del día ya no estaban y pues si en el momento algo ya no esta, no vale la pena tenerlo en mente ya. Sino esta, simplemente así debía pasar.
Tenía que seguir viviendo, por mas que quería olvidar, el mundo gira cada 24 horas y estaba seguro de que jamás se iba a detener para esperar que yo terminara de olvidar.
Quería darle oportunidad a ese nuevo momento que estaba por llegar, a ese tiempo que esta, pero aún no llega, quería estar preparado para que cuando el tiempo llegara yo pudiera estar bien, estar dispuesto a nuevas oportunidades, nuevas miradas y a nuevas sonrisas.
Por eso me di lugar a emprender un viaje dentro del camino que a diario recorro,
admirar la belleza de las cosas, la belleza de los malos momentos que aún causando dolor mañana pueden sacarte una gran sonrisa. Decidí ponerle un alto a ese presente, que aunque yo sabía que sería pasado, me estaba matando. No solo las armas matan, matan las palabras, los sentimientos y los actos, por un momento estaba muriendo en mi propio presente.
Lo mas curioso es que lo que me estaba matando era un capricho o al menos algo que yo decía que quería, pero claramente la vida, el destino o tal vez Dios me mostraban que no era para mi ¿Qué fue lo difícil? Olvidar. Pero ya había tomado la decisión de hacerlo, se habla mucho de ese "Un clavo, saca otro clavo" pero no necesitaba de nadie para sacar ese clavo, lo que quería y buscaba eran otras formas de vivir, otras formas de ver la vida, otros seres vivos con quien compartir ya sea una nueva mascota, nuevas personas o incluso un cactus.
Preferí mi segunda opción, no estamos solos en el mundo, entonces sabiendo esto decidí tener una cita a ciegas, con una chica, una chica que no conocía, sabía dos cosas de ella, su nombre y que no era de este país, en mis mejores pensamientos desearía que mas que no ser de este país, viniera de otro mundo, un mundo donde todo es perfecto, pero ¿a quien engaño? Sabía que eso no podía pasar, pues en la tierra la perfección no existe, la chica de mi cita a ciega era igual de imperfecta que yo o incluso igual a mi chica anterior.
La diferencia estaba en que yo estaba dispuesto a correrme el riesgo de intentar, intentar conocer a una persona que jamás había visto en mi vida, pero con la cual sentía buenas vibras, no sabía por qué, solo sabía que así era. Cita a ciegas, es como caminar con los ojos vendados, sabes que estas caminando, pero no sabes en donde, ni a donde vas.
Para mi la vida era eso, era ir a cualquier parte, era no aferrarse a nada, pues sabía que cuando moriría no me llevaría nada de lo cual pude estar aferrado, estamos de paso por aquí, a mi, solo me quedaba vivir, aun estando triste, el dolor es algo que afecta, pero sea como sea no va a estar siempre, bien dicen... "no hay mal que duré cien años"
Y con esa chica yo estaba dispuesto a caminar con los ojos vendados, dispuesto a empezar de cero e ir siempre hacia delante incluso sin saber hasta donde íbamos a llegar, claro esta, si íbamos a empezar de cero, tenía que hacerlo bien, probablemente un primer helado o un buen café sería ese primer paso ideal. Fue escribiendo que supe de ella, también fue escribiendo que quise olvidarme de aquella otra chica que mas que amor fue un vil capricho, un capricho de esos que a lo largo de nuestra vida acostumbran a pasar y nos suelen confundir.
No sabía para donde iba, lo que tenía claro era que estaba dispuesto a olvidar y seguir adelante con nuevas personas, nuevas oportunidades y ¿por qué no? Nuevos riesgos y con eso, felicidad.
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